domingo, 28 de septiembre de 2014

Vandalismo - Capitulo 3 "Franco"

Franco es un hombre de treinta y un años de edad.  Trabaja de lunes a viernes ocho horas en una matricería. Su sueño siempre había sido jugar en el equipo de Newells pero por un problema en la rodilla no pudo completarlo. Franco está casado con una docente y tiene tres hijas. Suele preocuparse mucho por su hija mayor ya que está en una etapa en que las hormonas florecen. Su hija tiene solo once años, pero  ya se empieza a fijar en chicos más mayores que ella, aunque aún no se atreve a pasar de juego. Si Franco supiera con la cantidad de chicos con los que su hija coquetea, le agarraría un infarto.
Los fines de semanas se le pasan volando, trata de encontrarse con amigos para jugar a alguna canchita que esté disponible para alquilar en los clubes o suele llevar a sus hijas a comprar un helado o a jugar en la plaza.
Aunque todo parezca normal en la vida de ese señor, cada cuatro años invierte todo su tiempo disponible en alterar las votaciones de las elecciones. Además de divertirse, Franco es un anarquista. No está a favor del gobierno y por esa razón cambia todos los votos a en blanco, para que no exista un liderazgo. Si bien, el pueblo en el que vive es chico, esto genera una gran repercusión.
Hoy están a un mes de las elecciones, Franco comienza sus preparaciones. Empieza pidiendo vacaciones en la matricería, luego se instala en su garaje por todo el mes.
De los doce candidatos a presidente que se habían postulado en Agosto, cinco pasaron a Octubre. La esposa de Franco es designada como presidente de mesas en la escuela que trabaja.
La alarma suena a las 5:00 am. Franco prende la lámpara que esta sobre su mesa de luz, se pone los anteojos y se sienta en la cama.
-¿Franco? –Exclama su esposa. Levanta un poco el torso y se apoya en sus antebrazos.-¿Qué haces tan temprano despierto?
-Tengo trabajo que hacer, amor.
-Estas de vacaciones, ¿Qué trabajo?
-Después te explico, dormí. Voy a estar en el garaje. –Franco se inclina y besa a su querida esposa.
Luego, Franco se calza las pantuflas y se va caminando hacia el garaje. Una vez allí, comienza sus preparativos. En una mesa larga apoya bastantes carpetas con información dentro. Franco camina hacia la cocina, y sale por la puerta que da al patio. Apoya una escalera en el mural que divide su propiedad con la del vecino. Como está oscuro utiliza una linterna para observar. Su vecino suele olvidar cerrar la puerta que da al patio asique Franco aprovecha y entra por ahí. Despacio, camina lentamente hacia la sala de estar, buscando algún modem. Se tarda un rato hasta que logra encontrarlo.
-¿Quién anda ahí? –Grita su vecino con una lámpara en su mano derecha.
Franco se pone muy nervioso. Sus ojos se abren como huevo frito. Desconecta un cable del modem y al instante coloca uno que el traía. Después se va corriendo por donde vino. Para no hacer ruido, no cierra la puerta. Trata de saltar para agarrarse del mural pero no puede. Franco se esconde detrás de una hilera de palos de bambú. Su vecino sale al patio, esta vez con un cuchillo en su mano derecha. Observa de izquierda a derecha, de arriba abajo el jardín, pero al estar oscuro no ve a nadie. Por lo tanto, entra a su casa y cierra la puerta con llave.
-Maldito viento. –Rezonga el viejo.
Franco suspira y seca el sudor de su frente con la palma de su mano. Ahora, sin apuro trata de saltar al mural. Lo logra y entra a su hogar.
La computadora ya está conectada a la red de internet ajena, ahora Franco puede trabajar en ella sin preocuparse de que detecten la red. A su costado hay cajas con miles de panfletos que se utilizan para votar, hay uno por cada ciudadano que vota en la escuela en la que el va a interferir. En su computadora se asegura de cambiar la ip cada dos horas. Con un programa muy complejo y utilizado por expertos, hackea una web que utiliza el gobierno para comunicarse. Le resulta muy difícil ya que la página lo echa cada 5 minutos. Franco se está arriesgando muchísimo, ya que, el gobierno puede ser capaz de contactarlo.
Luego de dos semanas, ya tiene la información necesaria, desconecta todo. Rompe la computadora y luego la quema en su patio mientras su esposa trabaja. Sus hijas asisten al colegio y/o al jardín.
Dos semanas más tarde, es el día de las elecciones. Los candidatos están eufóricos. Franco se pone la remera de newell’s y arriba una camisa azul con un traje. Por lo único que Franco tiene miedo si llegan a descubrirlo, es por su familia.
Su esposa ya está en la escuela, ya que tuvo que ir más temprano. Pero, ahora Franco se dirige hacia allá. Sus niñas se quedan solas por un tiempo.
En su camioneta carga todas las cajas y una vez allí, estaciona cerca de donde deben estar esperando las camionetas que transportan los votos clasificados. Franco observa disimuladamente. Está lleno de militares, más que el año pasado. Franco empieza a notar los nervios.
Como una persona normal, saluda a los militares que escoltan la entrada al colegio y accede. Se acomoda la corbata que se puso anteriormente y se dirige a la mesa en la que tiene que votar. Casualmente es la misma en la que su esposa es jefa a preceptoras. Después de esperar en una larga fila, Franco inserta su voto en blanco en la casilla y se va.
En su camioneta también tiene guardadas cajas con petardos. Sigilosamente, maneja hacia una calle vacía para hacer explotar algunos petardos, está cerca de donde están los militares escoltando las camionetas pero no se alcanza a ver quien hace explotar los fuegos artificiales. Franco pone una gran cantidad y prende fuego. Rápidamente sube a su camioneta y se fuga. La mayoría de los militares se acercan para ver que pasa pero algunos se quedan vigilando, asique recurre al plan B. Detrás de la escuela, donde está el patio, hay una escalera muy vieja. En una mochila, Franco guarda muchos petardos y va corriendo por una parte no vistosa hacia un mural que tapa el patio escolar. Franco escala por algunos huecos que tiene la pared y se tira al cemento del patio. Como lo planeó, cae a pocos metros de donde está la escalera. Afortunadamente, no hay soldados vigilando esa zona. Mientras sube, la escalera oxidada chilla. Franco trata de subir lo más rápido que puede para acabar con ese sonido. Una vez en la terraza, se acuesta y se arrastra hasta poder ver las camionetas. Agarra un petardo, lo enciende y lo tira al lado de un militar. Luego, hace lo mismo con otros dos hasta que los militares lo ven. El corazón de franco se acelera. Corre hasta la escalera y baja hasta llegar a una distancia adecuada para poder saltar. Lo que no pensó fue como subir el mural. Como no ve otra alternativa, corre hacia el otro extremo del patio donde hay una puerta que da al colegio y entra por ahí, todas las personas presentes voltean a verlo. Franco con toda velocidad sale por la puerta escoltada de militares, antes de que estos logren reaccionar, él escapa. Los militares comienzan a disparar sobre sus pies pero Franco sube a la camioneta y sale de ahí.  No puede creer en el quilombo que se metió. Y encima no pudo completar su plan. Por la velocidad, las cajas se abren y se esparcen todos los panfletos.
Su rostro aparece en todos los noticieros. Se humilló de por vida.
Por otra parte, Leonardo junto a Elizabeth y Soledad, ven la noticia por televisión. Los tres se observan y piensan lo mismo: encontrarlo y unirlo. Hay algo que tienen muy claro y es que deben hacerlo rápido.
Lo primero que hacen es viajar hacia ese pueblo. Allí se encargan de encontrar información sobre él. Hacen todo lo necesario para poder dar con el lugar donde se esconde. Pasan las veinticuatro horas del día buscándolo.

Luego de dos días, lo logran. Logran hacerlo antes que la policía. Cuando ellos van a buscarlo, el grupo ya se lo llevó.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Vandalismo - Capitulo 2 "Soledad"

Capítulo 2 – Soledad


El humo proveniente de su boca se expande por la atmósfera. El cigarrillo se desvanece en cenizas. Su cabello castaño ondulando sigue la corriente del viento. Soledad es una chica de dieciocho años irónicamente amante de la compañía. Soledad se encuentra fuera de la entrada de su casa. Apaga su cigarrillo y entra al hogar a buscar sus llaves y un poco de dinero. Luego se va al supermercado. El aroma a frutas se extiende por sus fosas nasales. Observa los cajones de vegetales recién traídos, algunos de ellos están cubiertos por una fina capa de tierra. De pronto, Soledad que es vegetariana mira hacia la carnicería. Observa a los nueve clientes esperando para comprar “cadáveres” y se exaspera. La mirada del carnicero es vacía. Vuelve su mirada a la verdulería, recoge dos plantas de espinacas y las paga. Luego se va a su casa. Una vez allí, deja las plantas en la mesada y entra a su habitación. Se queda un rato de pie, quieta,  y mira detenidamente varios afiches pegados en la pared por encima de su escritorio lleno de más apuntes. Soledad tiene un proyecto que finalizar hace tiempo. Junto a diez amigos suyos tiene la idea de liberar un ganado de vacas antes de que estas sean asesinadas. A pocos días de que el plan se lleve a cabo, ella tiene pensado ir mas allá de solo liberar a las vacas. Soledad sonríe maliciosamente.
Llegado el día, ellas y sus amigos se encuentran en la sala de estar.
-Voy a la cocina a buscar algo y vuelvo. –Les hace saber.
Camina hasta la cocina y cierra la puerta. Con pasos sordos llega a la mesada, abre un cajón y quita el cuchillo más filoso que hay ahí. Lo guarda dentro de su pantalón en la parte trasera. Cierra los ojos y suspira. Una vez hecho eso transforma su mirada a una más vacía, como la del carnicero.
Soledad vuelve con sus amigos.
-Vamos chicos, ¡es hora de desatar vacas! –Ríe Julián.
Todos se suben a una camioneta con gran espacio trasero, además de detrás está enganchado un tráiler. Dos chicos se suben a la parte delantera mientras que el resto en el baúl. El copiloto tiene el GPS activado en su celular y se dirigen a la misma ruta por la que hoy va a pasar un camión con veinte vacas aproximadamente.
Ya hace media hora que están viajando. Enseguida se puede ver al camión aproximarse en dirección contraria. El conductor observa que no haya ningún auto por detrás y gira bruscamente el volante para cortarle el paso al camión. La camioneta frena a toda velocidad causando un chirrido molesto y haciendo que la parte trasera se eleve un poco. El conductor enemigo los insulta y les hace señas. Siete de los chicos se bajan para abrir con un fierro el portón que mantiene en cautiverio a los animales. Una vez abierto el porton, los muchachos entran dentro y arrastran a las vacas por una rampa, luego las empujan para que la mitad suba a la parte trasera de la camioneta y la otra mitad al tráiler.
Mientras tanto, Soledad en cuanto ve a sus compañeros ocupados, corre desapercibidamente a la parte delantera del camión, se sienta en el lugar del copiloto y observa al conductor.
-¿Qué mierda hacen pelotudos? – Le pregunta el camionero enojado con una voz gruesa y rasposa.
Soledad lo mira como si él fuera el culpable de la matanza de tantos animales. Sin pensarlo, lo acuchilla. Una vez en el abdomen y otra en el pecho. Soledad suelta el cuchillo. Sus manos comienzan a temblar. Empieza a tiritar. Sus ojos se cubren de lágrimas. “¿Qué hice?” Sus ojos están muy abiertos y su boca apenas abierta. Su amigo que se encarga de conducir, la ve y va corriendo hacia ella.
-Sole, ¿Qué haces ahí? – Le pregunta a lo lejos. Cuando se acerca más, ve al conductor agonizando.
-¡Soledad! ¡¿Qué carajo hiciste?! ¡¿Estás loca?! –El chico, Cristian le grita todo eso y se sube al camión. Agarra de los hombros a Soledad y la aparta.
-Dios mío, dios mío. –Cristian primero acerca sus manos amagando a tocar al ya muerto hombre, pero no se anima y las coloca sobre su cabeza. -¿Qué vamos a hacer? –Su voz tambalea.
Todo el resto de chicos se acercan preocupados. Al ver la escena, la mayoría de ellos se ponen nerviosos.
-¡Vamos! ¡No podemos quedarnos acá! Suban a la camioneta. Soledad anda adelante. Vos Cristian subí al tráiler con las vacas. – Les grita Julián.
-¿Y…y qué hacemos con... con él? –Pregunta Estefanía tiritando señalando al muerto.
-Lo dejamos ahí. Vamos, conduzco yo.
Julián arranca la camioneta y se van de la ruta solitaria. Pronto, encuentra una desviación a la derecha y gira hacia ahí. Según los mapas faltaría poco para llegar al lugar donde planearon ir desde un principio. Las vacas comienzan a inquietarse. Los chicos que están a sus lados se ponen de pie y tratan de calmarlas. Las ruedas de la camioneta levantan tierra por la velocidad. Algunos chicos tosen a causa de esto y entrecierran los ojos.
-Chicos, llegamos. Bajen a las vacas. –Toma el mando Julián.
Mientras que Soledad se queda sentada en el asiento de adelante, los demás ayudan a bajar las vacas. Donde se encuentran es un lugar desolado, están por encima de una colina. El césped es verde claro, sin yuyos ni pasto seco. Una vez que las vacas están sobre el césped, los chicos empiezan a armar carpas para acampar ahí.
Cristian se acerca a Julián y lo interroga - ¿Qué pensás hacer? ¿Vas a ignorar lo que pasó? ¿Sabías que la policía nos va a encontrar, no?
-Cállate.
-¡No seas pelotudo! No quiero estar acá cuando venga la cana.
-Entonces ándate, sos libre.
-¡No! Hay que hacer algo. Loco, ¡reacciona! –Cristian lo agarra de los hombros a Julián bruscamente.
-¡Basta! –Julián lo empuja y se aleja.
-¡No pretendas que nada pasó! –Le grita.
A la noche todos se reúnen alrededor de una fogata. Todos están nerviosos y a la espera de la ley. Soledad está sentada abrazando sus rodillas, observando fijamente el fuego. Los que menos conocen a Soledad tratan de evadirla y sentarse lejos de ella por miedo.
-Sos una hipócrita. –Dice Estefanía.
Soledad la mira.
-¿Te quejabas de la matanza animal y matas a un humano? Hipócrita.
-Cállate Estefanía. –Le dice Julián.
-¿Que me calle? – Estefanía ríe sarcásticamente. –No querés asumir nada porque Soledad te gusta hace añares.
-¿Qué mierda tiene eso que ver? No es momento para pelearnos. Hay que hacer algo. –Dice Julián sonrojado.
-¡Bravo! Por fin te das cuenta de que hay que hacer algo. –Aplaude Cristian.
-Deja de joder Cristian. Estoy tratando de ver las cosas con claridad. Nos vamos a quedar un tiempo acá hasta que todo se calme.
-¿Esa es tu idea de hacer algo? Tenemos que rajar de este lugar.
-¡Qué fácil! Maravillosa idea. ¿Y las vacas?
-¡Ya no importa pelotudo! Estamos todos involucrados con un homicidio.  
-Sos un cobarde. ¿Tenés miedo? Andate, sos libre.
Cristian se levanta, agarra su mochila y se va caminando hacia el norte. Soledad está en pánico.
-Chicos, no puedo. Es mi culpa. Perdón, perdón, perdón. Yo soy la que tengo que hacer algo.
-¿Qué querés decir?- Le pregunta Estefanía.
-Me voy a entregar.
-¡No! ¡No seas estúpida! Tiene que haber otra forma.-Grita Julián.
-Basta Julián, deja de tratar de protegerla. Es una asesina. –Dice Estefanía nerviosa.
-Vos cállate. Sole anda a acostarte en el tráiler y pensá bien que vas a hacer. –Dice Julián un poco más calmado.
-Sos un estúpido. –Finaliza Estefanía.
Soledad se levanta y se sienta en el tráiler. Se queda un rato sentada apoyando su cabeza el lateral del tráiler. Saca su celular del bolsillo y para distraerse empieza a leer un blog que le gusta mucho llamado “Derecho a la verdad” creado por Leonardo Salamone. En su cabeza habia quedado vagando un mensaje que el creador de la pagina le habia mandado hace un par de semanas.
Recuerda el mensaje y lo abre para releerlo.
“Hola Soledad, soy Leonardo. He visto que seguís el blog desde el principio y que sos muy fiel a este. Tu cuenta también está comprobada así que pensé, ¿Por qué no? ¿Qué dirías si te invito a formar parte de una red de vándalos? Y esto no es mentira. Si aceptas te espero en donde quieras. Pásame la dirección y al rato llego.”
Soledad normalmente hubiese ignorado un mensaje de una persona como Leonardo pero si no se entrega a la policía, esta es la única idea que se le ocurre. Irse y dejar a sus amigos libres. Sole se acerca a sus compañeros y les hace saber sobre esto.
-Estas ciega Sole. Tenés que ver con claridad, no podes irte. –Dice Julián muy triste.
-No, no. Déjala que se vaya, nos haría un favor. Nosotros no somos cómplices ni nada. – Da su opinión Estefanía.
-Pero…-Trata de hablar Julián con voz baja.
-Pero nada, me tengo que ir cuanto antes. No sé por qué hice eso. Adiós a todos. – Soledad con lágrimas cayendo por sus mejillas saluda a todos los demás. Julián la abraza y le desea suerte.
Soledad se va caminando por el lado contrario al que se fue Cristian.

Tiempo más tarde cuando Soledad ya está lejos de la colina. La policía encuentra a sus amigos. El radar que estaba en la ruta pudo captar lo que paso además que la evidencia de las vacas en el lugar era más que suficiente. Los oficiales de policía arrestan a los chicos y los llevan a la comisaria. Todos son acusados de vandalismo y complicidad con un homicidio.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Vandalismo - Capitulo 1 "Elizabeth"

Capítulo 1 – Elizabeth

Ella es Elizabeth, puede parecer solo una mujer de treinta y pico años de edad con un trabajo estable y una vida llevadera en la ciudad de Veracruz, México. Pero Ely, oculta un secreto que ni su familia sabe. Si ellos se llegaran a enterar les parecería bizarro y estúpido. Elizabeth es consciente de que lo es pero no le interesa, así ella es feliz, ama crear escándalos en las redes. No lo puede evitar, lo lleva consigo misma. Cuando está en el trabajo, utiliza su celular la mayoría del tiempo para revisar su propio blog con cientos de suscriptores. También revisa si algún fan al cual molesto le respondió lo que ella haya puesto. Su hobbie es bastante inmaduro para su edad pero a Ely le importa tres quinotos. Elizabeth tiene dos trabajos, por un lado es una comprensible psicóloga y por otro, una exigente profesora de inglés.
Ahora mismo, Elizabeth se encuentra en el instituto en el que trabaja. Ella esta utilizando su celular como de costumbre.
-Elizabeth, ¡guarda eso! – Le dice la directora de la institución bastante molesta (¡Ya es la cuarta vez que se lo dice!). Ely aprieta los labios para no reir y guarda su celular.
-Los niños están haciendo una actividad. ¿Qué hace aquí señora directora?  - Le pregunta Ely, ya que esta en medio de su clase.
-¿Qué es esa pregunta? Puede decirme Yolanda, solo quería ver cómo iba todo y a ver si había dejado su móvil, pero parece que no. Ya hablaremos de ese tema, siga su clase – Le dice Yolanda.
-Tiene razón, disculpe por lo del móvil. –Termina de hablar Elizabeth. Yolanda asienta con su cabeza y se marcha del salón.
Elizabeth comprueba que todos los alumnos hayan terminado la actividad para así verificar las respuestas entre todos. Luego, Ely les entrega más actividades para hacer ya que, el martes que viene es la evaluación.
-Niños, voy hasta al baño y ahorita vuelvo. Terminen con la actividad. –Les avisa Ely, y se va al baño. Todos asienten.
Un alumno había escuchado toda la conversación anterior y se le plantó la duda de qué haría la profesora tan correcta en su celular. El chico quería fijarse si la profesora tendría conversaciones cursis con algún hombre y así mostrárselo a sus compañeros. Pero lo que encontró no se lo esperaba. ¡La profesora Elizabeth era dueña del blog que había insultado a su artista favorito! El niño al ver eso sonrió, y se le cruzaron miles de venganzas por la cabeza.
-Y, ¿Ryan has encontrado algo en el móvil de la profe? – Le pregunta su compañero entusiasmado.
-Pues…-Comienza a decir Ryan en cuanto la profesora entra a la habitación.
-¡Ryan! ¿Qué hace con mi móvil? – Reclama Ely con las mejillas sonrojadas.
-No, nada, nada. Quería ver la hora, disculpe. –Le responde Ryan bastante nervioso.
-Si lo vuelvo a ver otra vez hurgando entre mis cosas, voy a llamar a sus padres. Vaya a sentarse. –Ely por fuera parecía seria y bastante molesta, pero por dentro se reía al ver la cara de niño asustado.
El muchacho no puede creer que su profesora este tan enferma para tener un blog como ese. El tiene muchas ansias de que su plan se lleve a cabo. Ni bien llego a su casa, empezó a escribir manuscritos sobre el plan. El plan tardaría solo tres días. El primer día, llevaría una cámara de fotos para tomarle fotos que la desfavorezcan. El segundo día, la seguiría hasta su casa para tratar de captar imágenes en las que ella salga usando el blog, luego en su casa escribiría todo un texto explicando que ella es quien maneja el blog y quien es. El tercer día, con ayuda de sus compañeros distraería a Elizabeth para así transferir todo lo que había trabajado en el blog. Ahora todo dependería de su suerte.
Luego de los dos primeros días, ya era hora de llevar a cabo el último paso. Mientras la profesora les explica a sus alumnos una actividad que les había entregado, Ryan silenciosamente se acerca al escritorio de la profesora y saca el celular de la cartera. Ryan vuelve a su banco. Cuando la profesora vuelve a su escritorio, Ryan rápidamente abre donde debe estar iniciada la sesión del blog y le pasa todo el post que había creado anteriormente. Mientras tanto, Elizabeth está dando vueltas su escritorio tratando de encontrar el dispositivo. Ryan mueve sus ojos hacia donde esta ella y sonríe.
Una vez que toca el timbre, Elizabeth se va del salón desconcertada. Ryan apoya el celular en el suelo al lado del escritorio de la docente para que parezca que se haya caído. Ryan se levanta y le dice a todos sus compañeros mostrando un papel con el nombre del blog: -¡Escuchen! Todos entren a este blog –Ryan ríe con todas sus fuerzas.
-Oye, yo conozco ese blog. Es un pinche cabrón el que escribe. –Dice un compañero y luego accede al blog como el resto de sus compañeros.
Todos al entrar al blog quedan un poco shockeados al ver fotos bastantes comprometedoras de la profesora. Hay una en la que ella está sentada en el inodoro haciendo sus necesidades y a la vez con su celular. En otra, está sacándose un moco frente a un espejo. Y hay muchas otras bastantes vergonzosas, además están acompañadas de un texto en el que dice su nombre completo, edad, dirección, profesión, numero de teléfono y obviamente también dice que es ella quien maneja el blog, pisando las ideologías de los niños que pensaban que el blogger era un “dios”.
Todos los compañeros luego de shockearse al ver eso, empezaron a estallar de risa. Ryan comenzó a repartir papeles por toda la escuela, incluso a la directora, donde decía la dirección del blog. De pronto, toca el timbre de fin de recreo, entonces Elizabeth vuelve al salón sin enterarse lo ocurrido. Ve el celular en el piso y lo levanta para luego utilizarlo. Cuando esta a punto de entrar al blog, aparece la directora en la puerta del salón buscando una explicación. Ely solo alcanza a ver una imagen de ella en su blog en cuanto la directora la obliga ir a su despacho.
-¿Qué es esta atrocidad Elizabeth? ¡Exijo una explicación ahora! –Le reclama Yolanda indignada.
-Señora directora, discúlpeme. ¡No sé quién ha hecho eso!
-¿Qué importa quién lo hizo? ¡¿Por qué tiene esa clase de blog?!
-Es solo un pasatiempo, no sé cómo ha llegado a manos de otros –Le responde Ely muy nerviosa.
-Mire Elizabeth, durante estos años le he tomado mucho  cariño, pero no creo que así los niños te puedan respetar. No entiendo, como llego al punto de decirle a usted que es psicóloga, visitar a otro psicólogo o mejor, a un psiquiatra.
-Discúlpeme, no volverá a ocurrir, cerrare todo, lo prometo. – Elizabeth, le insiste muy preocupada a Yolanda.
-Elizabeth, no me puedo hacer responsable de tus actos. Tu blog tiene muchos seguidores o como se llamen, se sabrá en toda la ciudad dentro de poco. Lo siento, esta despedida.
Elizabeth se retira de la habitación, y va al salón a recoger sus cosas.
-¡Eso le pasa por meterse con mi ídolo! – Le dice Ryan sacándole la lengua como acto ofensivo.
Ely lo mira con mucha bronca y se va a su casa. Una vez allí, lo único que quiere es acostarse en su cama y olvidarse de que más tarde tiene pacientes a quienes atender. Aunque mejor que olvidarse, Elizabeth les manda mensajes a los pacientes para que hoy no asistan. Cuando le está mandando un mensaje al último paciente, recibe una llamada de un desconocido con código de área argentino. Ely piensa que debe ser algún fan resentido que haya visto el blog en los últimos minutos y no lo atiende. Pero este desconocido vuelve a llamar seis veces más y Elizabeth ya re cansada de que llame, lo atiende.
-¿Quién eres? –Le pregunta Ely.
-Soy Leo, digo Leonardo. Yo vi tu blog.
-¿Y? Quiero descansar, no vuelva a llamar.
-¡Espere! Yo sé de muchas cosas sobre vandalismo que te podrán ayudar. Te voy a ayudar con lo que paso en el blog.
-¿En serio? ¿Cómo?
-Mire, yo tengo contacto con el creador de las pagina de blogs en la que vos tenes este dominio. Puedo decirle que cierre todo para que nadie pueda entrar y así borrarlo tranquilamente, solo necesito que viaje a Buenos Aires, Argentina.
-No tengo dinero. Aun así ¿Por qué te creería? – Elizabeth no quiere ir hasta allá sin siquiera conocer al remitente.
-Yo pago el boleto de ida, anda al aeropuerto a las veinte en punto y a esa hora te llamo para explicarte los trámites que tenes que hacer.
Elizabeth colgó el teléfono. “¿Quién mierda es ese?” Pensó. Ely no tenía ni una intención de ir pero a las horas empezó a recibir cada vez más llamadas de conocidos como de desconocidos. Enseguida, sus familiares entran a su habitación acosándola con preguntas. Todos muy impactados sobre lo sucedido. Su hermano la molesta con todo lo acontecido. La madre quiere saber qué clase de locuras se le pasaron en la cabeza para hacer ese blog. Su padre esta ofendido. Elizabeth está muy abrumada y ya lo único que se le cruza por la cabeza es irse del país. La mujer echa a todos de su habitación, agarra una valija y empieza a poner todo lo que encuentra adentro. Se va a la terminal de colectivos para irse al aeropuerto de D.F. Una vez en el colectivo, a Elizabeth solo le preocupa llegar a tiempo ya que esta con el tiempo jugado. Observa por las ventanas el paisaje olvidándose todo por un momento.
-Oye, ¿esa no es la del blog?
-Sí, creo que si – Unos niños susurran riéndose.
Uno de esos niños se acerca a Ely y le pregunta:
-¿Me puedo sacar una foto con usted?
-No.- Le responde Elizabeth cortante y se da la vuelta.
El niño vuelve a su asiento porque su mama lo llama y Ely se acurruca comenzando a lagrimear. Luego de eso, se termina durmiendo hasta que el transporte llega a destino. Elizabeth baja del colectivo y entra al aeropuerto a esperar la llamada de Leonardo. Después de finalizar todos los trámites, entra al avión y espera llegar a Ezeiza.
Cuando llega, busca a Leonardo por todas partes. En su mente tiene la imagen de un hombre adulto y serio pero cuando quiere acordar a quien ve es a un adolescente con sonrisa de oreja a oreja.
-¿Te puedo decir Beth? Soy Leo.
“¿Quién me mando a meterme a ese avión?” es lo primero que piensa Ely.
-¿Cuántos años tienes? –Le pregunta Beth.
-17 – Ríe modestamente.
-¡¿17?! ¡Eres solo un niño! ¡No manches! ¿Qué piensas hacer? – Ely se agarra la cabeza porque no puede creer lo que está pasando.
-A mí me gusta crear información falsa por internet y pensé que juntos podríamos hacer un conjunto.
-¡Estás loco!  
-Tranquila, tengo todo controlado. Voy a contactar más personas para que se nos unan. –Le dice Leonardo aunque él sabe que no tiene nada controlado. Al igual que le dijo que contactaría al creador de la página de blog, esto es mentira.