Capítulo 1 – Elizabeth
Ella es Elizabeth, puede parecer solo una mujer de treinta y
pico años de edad con un trabajo estable y una vida llevadera en la ciudad de
Veracruz, México. Pero Ely, oculta un secreto que ni su familia sabe. Si ellos
se llegaran a enterar les parecería bizarro y estúpido. Elizabeth es consciente
de que lo es pero no le interesa, así ella es feliz, ama crear escándalos en
las redes. No lo puede evitar, lo lleva consigo misma. Cuando está en el
trabajo, utiliza su celular la mayoría del tiempo para revisar su propio blog
con cientos de suscriptores. También revisa si algún fan al cual molesto le respondió
lo que ella haya puesto. Su hobbie es bastante inmaduro para su edad pero a Ely
le importa tres quinotos. Elizabeth tiene dos trabajos, por un lado es una
comprensible psicóloga y por otro, una exigente profesora de inglés.
Ahora mismo, Elizabeth se encuentra en el instituto en el que
trabaja. Ella esta utilizando su celular como de costumbre.
-Elizabeth, ¡guarda eso! – Le dice la directora de la
institución bastante molesta (¡Ya es la cuarta vez que se lo dice!). Ely
aprieta los labios para no reir y guarda su celular.
-Los niños están haciendo una actividad. ¿Qué hace aquí señora
directora? - Le pregunta Ely, ya que
esta en medio de su clase.
-¿Qué es esa pregunta? Puede decirme Yolanda, solo quería ver
cómo iba todo y a ver si había dejado su móvil, pero parece que no. Ya
hablaremos de ese tema, siga su clase – Le dice Yolanda.
-Tiene razón, disculpe por lo del móvil. –Termina de hablar
Elizabeth. Yolanda asienta con su cabeza y se marcha del salón.
Elizabeth comprueba que todos los alumnos hayan terminado la
actividad para así verificar las respuestas entre todos. Luego, Ely les entrega
más actividades para hacer ya que, el martes que viene es la evaluación.
-Niños, voy hasta al baño y ahorita vuelvo. Terminen con la
actividad. –Les avisa Ely, y se va al baño. Todos asienten.
Un alumno había escuchado toda la conversación anterior y se
le plantó la duda de qué haría la profesora tan correcta en su celular. El
chico quería fijarse si la profesora tendría conversaciones cursis con algún
hombre y así mostrárselo a sus compañeros. Pero lo que encontró no se lo
esperaba. ¡La profesora Elizabeth era dueña del blog que había insultado a su
artista favorito! El niño al ver eso sonrió, y se le cruzaron miles de
venganzas por la cabeza.
-Y, ¿Ryan has encontrado algo en el móvil de la profe? – Le
pregunta su compañero entusiasmado.
-Pues…-Comienza a decir Ryan en cuanto la profesora entra a
la habitación.
-¡Ryan! ¿Qué hace con mi móvil? – Reclama Ely con las
mejillas sonrojadas.
-No, nada, nada. Quería ver la hora, disculpe. –Le responde
Ryan bastante nervioso.
-Si lo vuelvo a ver otra vez hurgando entre mis cosas, voy a
llamar a sus padres. Vaya a sentarse. –Ely por fuera parecía seria y bastante
molesta, pero por dentro se reía al ver la cara de niño asustado.
El muchacho no puede creer que su profesora este tan enferma
para tener un blog como ese. El tiene muchas ansias de que su plan se lleve a
cabo. Ni bien llego a su casa, empezó a escribir manuscritos sobre el plan. El
plan tardaría solo tres días. El primer día, llevaría una cámara de fotos para
tomarle fotos que la desfavorezcan. El segundo día, la seguiría hasta su casa
para tratar de captar imágenes en las que ella salga usando el blog, luego en
su casa escribiría todo un texto explicando que ella es quien maneja el blog y
quien es. El tercer día, con ayuda de sus compañeros distraería a Elizabeth
para así transferir todo lo que había trabajado en el blog. Ahora todo dependería
de su suerte.
Luego de los dos primeros días, ya era hora de llevar a cabo
el último paso. Mientras la profesora les explica a sus alumnos una actividad
que les había entregado, Ryan silenciosamente se acerca al escritorio de la
profesora y saca el celular de la cartera. Ryan vuelve a su banco. Cuando la
profesora vuelve a su escritorio, Ryan rápidamente abre donde debe estar
iniciada la sesión del blog y le pasa todo el post que había creado
anteriormente. Mientras tanto, Elizabeth está dando vueltas su escritorio
tratando de encontrar el dispositivo. Ryan mueve sus ojos hacia donde esta ella
y sonríe.
Una vez que toca el timbre, Elizabeth se va del salón desconcertada.
Ryan apoya el celular en el suelo al lado del escritorio de la docente para que
parezca que se haya caído. Ryan se levanta y le dice a todos sus compañeros
mostrando un papel con el nombre del blog: -¡Escuchen! Todos entren a este blog
–Ryan ríe con todas sus fuerzas.
-Oye, yo conozco ese blog. Es un pinche cabrón el que
escribe. –Dice un compañero y luego accede al blog como el resto de sus
compañeros.
Todos al entrar al blog quedan un poco shockeados al ver
fotos bastantes comprometedoras de la profesora. Hay una en la que ella está
sentada en el inodoro haciendo sus necesidades y a la vez con su celular. En
otra, está sacándose un moco frente a un espejo. Y hay muchas otras bastantes
vergonzosas, además están acompañadas de un texto en el que dice su nombre
completo, edad, dirección, profesión, numero de teléfono y obviamente también
dice que es ella quien maneja el blog, pisando las ideologías de los niños que
pensaban que el blogger era un “dios”.
Todos los compañeros luego de shockearse al ver eso, empezaron
a estallar de risa. Ryan comenzó a repartir papeles por toda la escuela,
incluso a la directora, donde decía la dirección del blog. De pronto, toca el
timbre de fin de recreo, entonces Elizabeth vuelve al salón sin enterarse lo
ocurrido. Ve el celular en el piso y lo levanta para luego utilizarlo. Cuando
esta a punto de entrar al blog, aparece la directora en la puerta del salón buscando
una explicación. Ely solo alcanza a ver una imagen de ella en su blog en cuanto
la directora la obliga ir a su despacho.
-¿Qué es esta atrocidad Elizabeth? ¡Exijo una explicación ahora!
–Le reclama Yolanda indignada.
-Señora directora, discúlpeme. ¡No sé quién ha hecho eso!
-¿Qué importa quién lo hizo? ¡¿Por qué tiene esa clase de
blog?!
-Es solo un pasatiempo, no sé cómo ha llegado a manos de
otros –Le responde Ely muy nerviosa.
-Mire Elizabeth, durante estos años le he tomado mucho cariño, pero no creo que así los niños te
puedan respetar. No entiendo, como llego al punto de decirle a usted que es psicóloga,
visitar a otro psicólogo o mejor, a un psiquiatra.
-Discúlpeme, no volverá a ocurrir, cerrare todo, lo prometo. –
Elizabeth, le insiste muy preocupada a Yolanda.
-Elizabeth, no me puedo hacer responsable de tus actos. Tu
blog tiene muchos seguidores o como se llamen, se sabrá en toda la ciudad
dentro de poco. Lo siento, esta despedida.
Elizabeth se retira de la habitación, y va al salón a recoger
sus cosas.
-¡Eso le pasa por meterse con mi ídolo! – Le dice Ryan sacándole
la lengua como acto ofensivo.
Ely lo mira con mucha bronca y se va a su casa. Una vez allí,
lo único que quiere es acostarse en su cama y olvidarse de que más tarde tiene
pacientes a quienes atender. Aunque mejor que olvidarse, Elizabeth les manda
mensajes a los pacientes para que hoy no asistan. Cuando le está mandando un
mensaje al último paciente, recibe una llamada de un desconocido con código de área
argentino. Ely piensa que debe ser algún fan resentido que haya visto el blog
en los últimos minutos y no lo atiende. Pero este desconocido vuelve a llamar
seis veces más y Elizabeth ya re cansada de que llame, lo atiende.
-¿Quién eres? –Le pregunta Ely.
-Soy Leo, digo Leonardo. Yo vi tu blog.
-¿Y? Quiero descansar, no vuelva a llamar.
-¡Espere! Yo sé de muchas cosas sobre vandalismo que te podrán
ayudar. Te voy a ayudar con lo que paso en el blog.
-¿En serio? ¿Cómo?
-Mire, yo tengo contacto con el creador de las pagina de
blogs en la que vos tenes este dominio. Puedo decirle que cierre todo para que
nadie pueda entrar y así borrarlo tranquilamente, solo necesito que viaje a
Buenos Aires, Argentina.
-No tengo dinero. Aun así ¿Por qué te creería? – Elizabeth no
quiere ir hasta allá sin siquiera conocer al remitente.
-Yo pago el boleto de ida, anda al aeropuerto a las veinte en
punto y a esa hora te llamo para explicarte los trámites que tenes que hacer.
Elizabeth colgó el teléfono. “¿Quién mierda es ese?” Pensó. Ely no tenía ni una intención de ir
pero a las horas empezó a recibir cada vez más llamadas de conocidos como de
desconocidos. Enseguida, sus familiares entran a su habitación acosándola con
preguntas. Todos muy impactados sobre lo sucedido. Su hermano la molesta con
todo lo acontecido. La madre quiere saber qué clase de locuras se le pasaron en
la cabeza para hacer ese blog. Su padre esta ofendido. Elizabeth está muy
abrumada y ya lo único que se le cruza por la cabeza es irse del país. La mujer
echa a todos de su habitación, agarra una valija y empieza a poner todo lo que
encuentra adentro. Se va a la terminal de colectivos para irse al aeropuerto de
D.F. Una vez en el colectivo, a Elizabeth solo le preocupa llegar a tiempo ya
que esta con el tiempo jugado. Observa por las ventanas el paisaje olvidándose todo
por un momento.
-Oye, ¿esa no es la del blog?
-Sí, creo que si – Unos niños susurran riéndose.
Uno de esos niños se acerca a Ely y le pregunta:
-¿Me puedo sacar una foto con usted?
-No.- Le responde Elizabeth cortante y se da la vuelta.
El niño vuelve a su asiento porque su mama lo llama y Ely se
acurruca comenzando a lagrimear. Luego de eso, se termina durmiendo hasta que
el transporte llega a destino. Elizabeth baja del colectivo y entra al
aeropuerto a esperar la llamada de Leonardo. Después de finalizar todos los
trámites, entra al avión y espera llegar a Ezeiza.
Cuando llega, busca a Leonardo por todas partes. En su mente
tiene la imagen de un hombre adulto y serio pero cuando quiere acordar a quien
ve es a un adolescente con sonrisa de oreja a oreja.
-¿Te puedo decir Beth? Soy Leo.
“¿Quién me mando a meterme a ese avión?” es lo primero que
piensa Ely.
-¿Cuántos años tienes? –Le pregunta Beth.
-17 – Ríe modestamente.
-¡¿17?! ¡Eres solo un niño! ¡No manches! ¿Qué piensas hacer? –
Ely se agarra la cabeza porque no puede creer lo que está pasando.
-A mí me gusta crear información falsa por internet y pensé que
juntos podríamos hacer un conjunto.
-¡Estás loco!
-Tranquila, tengo todo controlado. Voy a contactar más
personas para que se nos unan. –Le dice Leonardo aunque él sabe que no tiene
nada controlado. Al igual que le dijo que contactaría al creador de la página
de blog, esto es mentira.
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