Franco es un hombre de treinta y un años de edad. Trabaja de lunes a viernes ocho horas en una
matricería. Su sueño siempre había sido jugar en el equipo de Newells pero por
un problema en la rodilla no pudo completarlo. Franco está casado con una
docente y tiene tres hijas. Suele preocuparse mucho por su hija mayor ya que está
en una etapa en que las hormonas florecen. Su hija tiene solo once años, pero ya se empieza a fijar en chicos más
mayores que ella, aunque aún no se atreve a pasar de juego. Si Franco supiera
con la cantidad de chicos con los que su hija coquetea, le agarraría un
infarto.
Los fines de semanas se le pasan volando, trata de
encontrarse con amigos para jugar a alguna canchita que esté disponible para
alquilar en los clubes o suele llevar a sus hijas a comprar un helado o a jugar
en la plaza.
Aunque todo parezca normal en la vida de ese señor, cada
cuatro años invierte todo su tiempo disponible en alterar las votaciones de las
elecciones. Además de divertirse, Franco es un anarquista. No está a favor del
gobierno y por esa razón cambia todos los votos a en blanco, para que no exista
un liderazgo. Si bien, el pueblo en el que vive es chico, esto genera una gran repercusión.
Hoy están a un mes de las elecciones, Franco comienza sus
preparaciones. Empieza pidiendo vacaciones en la matricería, luego se instala
en su garaje por todo el mes.
De los doce candidatos a presidente que se habían postulado
en Agosto, cinco pasaron a Octubre. La esposa de Franco es designada como
presidente de mesas en la escuela que trabaja.
La alarma suena a las 5:00 am. Franco prende la lámpara que
esta sobre su mesa de luz, se pone los anteojos y se sienta en la cama.
-¿Franco? –Exclama su esposa. Levanta un poco el torso y se
apoya en sus antebrazos.-¿Qué haces tan temprano despierto?
-Tengo trabajo que hacer, amor.
-Estas de vacaciones, ¿Qué trabajo?
-Después te explico, dormí. Voy a estar en el garaje. –Franco
se inclina y besa a su querida esposa.
Luego, Franco se calza las pantuflas y se va caminando hacia
el garaje. Una vez allí, comienza sus preparativos. En una mesa larga apoya
bastantes carpetas con información dentro. Franco camina hacia la cocina, y
sale por la puerta que da al patio. Apoya una escalera en el mural que divide
su propiedad con la del vecino. Como está oscuro utiliza una linterna para
observar. Su vecino suele olvidar cerrar la puerta que da al patio asique
Franco aprovecha y entra por ahí. Despacio, camina lentamente hacia la sala de
estar, buscando algún modem. Se tarda un rato hasta que logra encontrarlo.
-¿Quién anda ahí? –Grita su vecino con una lámpara en su mano
derecha.
Franco se pone muy nervioso. Sus ojos se abren como huevo
frito. Desconecta un cable del modem y al instante coloca uno que el traía. Después
se va corriendo por donde vino. Para no hacer ruido, no cierra la puerta. Trata
de saltar para agarrarse del mural pero no puede. Franco se esconde detrás de una
hilera de palos de bambú. Su vecino sale al patio, esta vez con un cuchillo en
su mano derecha. Observa de izquierda a derecha, de arriba abajo el jardín,
pero al estar oscuro no ve a nadie. Por lo tanto, entra a su casa y cierra la
puerta con llave.
-Maldito viento. –Rezonga el viejo.
Franco suspira y seca el sudor de su frente con la palma de
su mano. Ahora, sin apuro trata de saltar al mural. Lo logra y entra a su
hogar.
La computadora ya está conectada a la red de internet ajena,
ahora Franco puede trabajar en ella sin preocuparse de que detecten la red. A
su costado hay cajas con miles de panfletos que se utilizan para votar, hay uno
por cada ciudadano que vota en la escuela en la que el va a interferir. En su
computadora se asegura de cambiar la ip cada dos horas. Con un programa muy
complejo y utilizado por expertos, hackea una web que utiliza el gobierno para
comunicarse. Le resulta muy difícil ya que la página lo echa cada 5 minutos.
Franco se está arriesgando muchísimo, ya que, el gobierno puede ser capaz de
contactarlo.
Luego de dos semanas, ya tiene la información necesaria,
desconecta todo. Rompe la computadora y luego la quema en su patio mientras su
esposa trabaja. Sus hijas asisten al colegio y/o al jardín.
Dos semanas más tarde, es el día de las elecciones. Los
candidatos están eufóricos. Franco se pone la remera de newell’s y arriba una
camisa azul con un traje. Por lo único que Franco tiene miedo si llegan a
descubrirlo, es por su familia.
Su esposa ya está en la escuela, ya que tuvo que ir más
temprano. Pero, ahora Franco se dirige hacia allá. Sus niñas se quedan solas
por un tiempo.
En su camioneta carga todas las cajas y una vez allí,
estaciona cerca de donde deben estar esperando las camionetas que transportan
los votos clasificados. Franco observa disimuladamente. Está lleno de
militares, más que el año pasado. Franco empieza a notar los nervios.
Como una persona normal, saluda a los militares que escoltan
la entrada al colegio y accede. Se acomoda la corbata que se puso anteriormente
y se dirige a la mesa en la que tiene que votar. Casualmente es la misma en la
que su esposa es jefa a preceptoras. Después de esperar en una larga fila, Franco
inserta su voto en blanco en la casilla y se va.
En su camioneta también tiene guardadas cajas con petardos. Sigilosamente,
maneja hacia una calle vacía para hacer explotar algunos petardos, está cerca
de donde están los militares escoltando las camionetas pero no se alcanza a ver
quien hace explotar los fuegos artificiales. Franco pone una gran cantidad y
prende fuego. Rápidamente sube a su camioneta y se fuga. La mayoría de los
militares se acercan para ver que pasa pero algunos se quedan vigilando, asique
recurre al plan B. Detrás de la escuela, donde está el patio, hay una escalera
muy vieja. En una mochila, Franco guarda muchos petardos y va corriendo por una
parte no vistosa hacia un mural que tapa el patio escolar. Franco escala por
algunos huecos que tiene la pared y se tira al cemento del patio. Como lo
planeó, cae a pocos metros de donde está la escalera. Afortunadamente, no hay
soldados vigilando esa zona. Mientras sube, la escalera oxidada chilla. Franco
trata de subir lo más rápido que puede para acabar con ese sonido. Una vez en
la terraza, se acuesta y se arrastra hasta poder ver las camionetas. Agarra un
petardo, lo enciende y lo tira al lado de un militar. Luego, hace lo mismo con
otros dos hasta que los militares lo ven. El corazón de franco se acelera. Corre
hasta la escalera y baja hasta llegar a una distancia adecuada para poder
saltar. Lo que no pensó fue como subir el mural. Como no ve otra alternativa,
corre hacia el otro extremo del patio donde hay una puerta que da al colegio y
entra por ahí, todas las personas presentes voltean a verlo. Franco con toda
velocidad sale por la puerta escoltada de militares, antes de que estos logren
reaccionar, él escapa. Los militares comienzan a disparar sobre sus pies pero
Franco sube a la camioneta y sale de ahí.
No puede creer en el quilombo que se metió. Y encima no pudo completar
su plan. Por la velocidad, las cajas se abren y se esparcen todos los
panfletos.
Su rostro aparece en todos los noticieros. Se humilló de por
vida.
Por otra parte, Leonardo junto a Elizabeth y Soledad, ven la
noticia por televisión. Los tres se observan y piensan lo mismo: encontrarlo y
unirlo. Hay algo que tienen muy claro y es que deben hacerlo rápido.
Lo primero que hacen es viajar hacia ese pueblo. Allí se
encargan de encontrar información sobre él. Hacen todo lo necesario para poder
dar con el lugar donde se esconde. Pasan las veinticuatro horas del día buscándolo.
Luego de dos días, lo logran. Logran hacerlo antes que la policía.
Cuando ellos van a buscarlo, el grupo ya se lo llevó.
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